viernes, 16 de enero de 2009

miércoles, 31 de diciembre de 2008

IV San Silvestre Zaragoza (31/12/08)

Qué mejor forma de celebrar el fin de año que corriendo por el centro de tu ciudad, con una temperatura buenísima y mucha gente.
Este año la carrera era un poco más larga, sobre 4,5 km, con salida y llegada en Independencia, a la altura de la CAI.
Tras "colarnos" como federados en la salida y tras una salida rapidísima, conseguimos ya cerca de la plaza de España ponernos en nuestro sitio. Nunca entenderé cómo gente que a los 300 mts ya está desfondada sale adelante carrera tras carrera incordiando a gente que realmente corre y quiere correr, ... , por la foto??
No dejo de adelantar en toda la carrera a gente, sobre todo cuando al doblar Echegaray y entrar en San Vicente de Paul la carrera se vuelve cuesta arriba. Qué fácil se corre Ps Independencia cuesta abajo, siendo el 1º km, qué bonito correr por calle Alfonso así de concurrida y decorada por Navidad, algo más desolado es Echegaray pero últimamente no hay carrera en Zaragoza que no pase por aquí, hay que amortizar la reforma hecha. San Vicente de Paul, desolada y cuesta arriba. Coso, ya se huele Independencia. Plaza de España, veo todo el Ps Independencia, con corredores ahora muy espaciados y cuesta arriba, se hace dura mentalmente aunque vas viendo cómo llegan Eliseo y los primeros.
Bueno al final, no ha estado mal, acabo 27 en la general, corro en 15:10.

Próximas carreras, ya en el 2.009, y con la vista puesta en BERLIN. A por ellas !!!!!!!!!

domingo, 7 de diciembre de 2008

Carrera de montaña de Mularroya


Recién inscrito en la II Liga de carreras championchip populares de Aragón y por referencias de mi colega Julio decido correr en Mularroya su carrera de montaña. Ay, ..., infeliz, cómo te metes en estos fregados sin haber corrido antes una carrera de este estilo (la Carrera del Ebro no vale, no tiene ná que ver, ésta es mucho más dura y eso que los expertos en estas lídes decían que Mularroya era una "mariconada").
La carrera empieza en un parque, junto a la antigua nacional II, entre La Almunia y Morata. Tras unos 500 mts llanos por el parque, cruzamos el río Grío en fila de a uno a través de 2 troncos con mucha precaución pues el peligro de irse al río era grande. Intento ponerme en los primeros puestos para salvar este obstáculo pues se va a formar aquí un gran atasco, lo consigo pasando el 7º pero quizás a costa de salir demasiado rápido para mi estado actual de forma.
Tras cruzar el río empieza la verdadera carrera, 3 kms empinadísimos, primero por una estrechísima senda, luego por caminos forestales. En el km 2 mis piernas ya sufren el primer contratiempo, no aguantan la subida y con los cuádriceps a punto de reventar tengo que seguir andando (en mi vida me había pasado !!!!, Dios mío faltan 13 km, quiero retirarme, ....). Pasado el km 2 ligero llano, me recupero, a parte de los que me han adelantado los vuelvo a pasar. Lo bueno apenas dura, vuelta a dura subida y antes del km 3 otra vez a parar. Del 3 al 4,5 bajada, recuperando lo perdido. Del 4,5 al 7 larga subida con tramos duros, ...., otra vez tengo que andar un par de veces. Voy perdiendo posiciones, no consigo mantenerme en grupos que me pasan, .., horrible! Por fin llega el punto más alto de la carrera, antes del llegar al 7 y es a partir de aquí donde ya en la bajada recupero, mis piernas empiezan a responder y pongo un ritmo bastante fuerte (algunos kms de bajada suave incluso a 3:20) que hace que recupere muchas posiciones perdidas, llegando al final el 15 de la general, invirtiendo 1:05:05.

domingo, 28 de septiembre de 2008

II MARATÓN DE ZARAGOZA


Tras una pobre preparación de apenas 500-600 kms, con mucho trote y pocas series, afrontaba la maratón sin ninguna presión y sin ningún objetivo claro. Creía que bajar de 3 horas era factible gracias trote largo de 3 horas hecho junto a Juan Carlos.
Por ello, tanto la semana previa, fue una semana más. Lo único que cambié fue el sábado beber más agua de lo normal y el gran plato de macarrones en la cena previa a la carrera.
Había quedado con Juan Carlos y Paco a las 8:15 y con mis compis de trabajo a las 8:30. Me levanté a las 7 tranquilamente, desayuné viendo las motos y a las 8 al parque.
Tras las quedadas previas, los saludos a mucha gente conocida, calentamos y estiramos algo, no demasiado. Faltando 5 minutos nos fuimos ya a nuestro cajón y 5 después del horario de salida previsto, ……, cuenta atrás y …. a correr.
Decidí ir los 15 primeros kms con la liebre de 3 horas. Salgo un poco más adelante que el globo, pero poco antes del km 1 ya estoy con el numerosísimo grupo comandado por Juan Romero y nunca mejor dicho comandado porque nos llevaba con gran disciplina, impidiendo que nadie “envenenara” el ritmo poniéndose delante. Me pongo en paralelo junto a él y van discurriendo los kms. Los pulsos, a este ritmo, están bajísimos, …., estoy trotando ¡? Media de pulsos, 142 en los primeros 15 km. Sí, pero la maratón es muy larga y mi fondo puede resentirse. En el grupo aparece Cotta, le digo lo que pienso hacer y me dice que se irá conmigo. Pasan los kms, vamos charrando como si estuvierámos trotando, nos tenemos que retener en largas bajadas como Independencia o Paseo Cuellar.
Llega el 15 y tras el avituallamiento, …, “sayonara”, Cotta y yo nos vamos. Enseguida se nos une Nacho, con quien iré hasta el 31. Camino de las Torres, Miguel Servet, tercer las Fuentes. Llegamos a Echegaray y Caballero, km 19, y seguimos tirando millas, ritmo 4 minutos y 146 de pulsaciones. Km 20, tiramos hacia el Coso, veo a Juan Carlos que va con Jesús Artal –ellos en el 22km-, van como motos!!! Acabamos de subir el Coso y Julio Melero que nos está siguiendo en bici en distintos sitios del recorrido nos advierte que la media está ya a la vuelta de la esquina. En la plaza de España hay algo de gente que nos anima, algo es algo.
Siguen discurriendo los km, yo ya estoy en 150 pulsaciones. Bajamos por calle Alfonso y cruzamos la plaza del Pilar (a mí particularmente es una de las zonas que más me gusta, pues estas corriendo por una de las zonas más emblemáticas y bonitas de la ciudad). Volvemos a Echegaray, gran avenida donde corremos unos 1,5 km. Cruzamos por primera vez el Ebro por la azud (qué bonito que ha quedado), seguimos por la otra margen, entramos por Sobrarbe donde vamos y volvemos para volver a cruzar el Ebro por el puente de Hierro. Nuevamente Echegaray, pero ahora por poco tiempo y, nuevo paso por el Ebro, ahora por el puente de Piedra, uy que dolor la subidita (aquí está Miguel Navarro presto para inmortalizarnos, pero pasamos demasiado rápido, la morenaza que estaba viendo la carrera le ha despistado).

Desde el km 28 hasta el 36, que pasaremos por contrameta, recorremos grandes avenidas, sin apenas público, donde hay que poner una marcheta y apretar los dientes. Sobre el 28 el trío se convierte en dúo, pues Cotta decide bajar un poco el ritmo. Nacho me acompaña hasta el 31, luego también decide bajar el ritmo. Yo tozudo, a lo mío, sigo a ritmos un poco por encima de 4 minutos. Desde que salí de la compañía del grupo de 3 horas, no paro de adelantar gente, pero a partir del 30 la gente que adelantas ya va bastante tocada. Adelanto en la subida hacia Juslibol, a la altura de las pistas de atletismo a Oscar Marquina. Vaya con la subidita del 34 hasta la rotonda!! Cómo ha cambiado Zaragoza, no conozco nada del 34 al 36 y del 36 al 37 gracias a la Expo.

Contrameta, km 36,5km. No voy mal, no tengo ganas de parar. Pero es aquí donde empieza lo duro de la maratón, paso por primera vez por el puente del Tercer Milenio (qué chulo y Miguel Navarro haciendo un bonito reportaje fotográfico), jardines arriba, jardines abajo, Almozara, puente de la Almozara , Ranillas, pasarela del voluntariado (qué bonita, no se mueve como decían, pero claro voy sólo y peso poco), vuelta a los dichosos jardines con ese adoquinado que fastidia bastante. Salgo de los jardines, km 41,5, adelanto a Juanjo Petidier que va muy cascado, vuelta a la derecha y subidita al puente y rampa del puente del Tercer Milenio (último regalo de la maratón). En el puente adelanto a un negrito con el dorsal nº 7 que va totalmente petado (como dice mi abuelo, los ricos también se mueren). Y tras el puente, apenas quedan 500 mts donde aún me permito el lujo de adelantar a 4 ó 5 atletas más. Último esfuerzo y a ansiada y vacía meta. He acabado muy bien pero los gemelos tras parar ya quieren subirse al cielo.
Primera parte de la carrera, 1h29, segunda media, 1h26 y, además, sin aflojar en ningún km de la segunda parte y acabando a 162-164 pulsaciones. Quizás hubiera podido correr más rápido, pero no mucho más. En cambio, el hacerlo de la manera que lo he hecho me ha permitido “disfrutar”.

Pros:
- Maratón en tu ciudad, temperatura buena, ausencia de viento, desnivel positivo, voluntarios.
Contras:
- Algún km mal colocado, ausencia de público, recorrido por los jardines de la Almozara, final lejano.

martes, 5 de agosto de 2008

NEW YORK CITY MARATHON 2005 (06/11/2005)



A las seis menos cuarto de la mañana me despierto, sin la ayuda del despertador que estaba puesto para unos minutos más tarde. Bueno, creía iba a ser peor y no iba a pegar ojo. Me visto rápidamente y en 10 minutos estoy en la calle –todo estaba preparado desde la noche anterior, claro-. Primer contratiempo, el bar donde desayunábamos todos los días está cerrado, - pero si pregunté y me dijeron que todos los días abrían a las 6, en fin-. No pasa nada, llevo higos secos con almendras, me hago un par de “raspaus” y me bebo una bebida isotónica, luego ya comeré más en la zona de calentamiento de la salida, el plan alternativo funciona.

Me dirijo hacia el Hilton, pues allí tengo que coger uno de los 2 autobuses reservados a los sub-élite. Sí, sí, sub-élite, quién me iba a decir a mí que me calificarían así cuando hasta 3 semanas antes de la maratón no había conseguido bajar en media de 1:15 tras varios años intentándolo. Faltando tal solo 10 días para la maratón entré en la web oficial y leí que desde el año pasado habían creado una iniciativa llamada “sub-elite” para atletas no profesionales que estuvieran por debajo de 2:35 –autobus especial, zona de calentamiento específica, salida tras la línea, transporte especial de las bolsas, zona especial tras meta, …-. Yo que no había corrido aún una maratón pero que venía de hacer 1:12 en media (16/10 en Mollerussa), me dije, por qué no solicitarlo, el no ya lo tengo y, mira, me responden afirmativamente. Allí había más autobuses de los que pensaba –profesionales, amigos de profesionales, prensa, vips, ING, …- pero tras varias preguntas a gente de la organización dí con el mío.

A las 7:15 salimos hacia Forth Wadsworth, Staten Island. ¡Qué americanada! Ibamos unos 8 autobuses en caravana y escoltados por la policía, teniendo vía libre en todos los cruces y semáforos, entramos en Staten Island por el famosísimo puente Verrazzano por un carril especial, adelantando a los “pobres populares”, …., pero si yo debería estar allí!. ¡Qué pasada! Cuando llegamos estaban saliendo los atletas discapacitados, corredores en muletas, sillas de ruedas, ciegos, …A uno se le encoge el alma, se le nublan los ojos cuando ve semejante escena y te dices, qué suerte tengo, no me puedo quejar de nada!

Nos dejan en nuestra área de descanso poco antes de las 8, con lo cual tengo tiempo de desayunar –faltan más de 2 horas-. Empiezo a estar ya un poco inquieto, sin embargo, mis compañeros de viaje están como si nada –unos se tumban a dormir en la hierba, otros conversan amigablemente-, acostumbrados, claro, a mil batallas de éstas, no como yo que me decía lo de la canción de Labordeta “a veces me pregunto qué hago aquí ….”.

El cielo se ha encapotado y una densa niebla se atisba en el Verrazzano bridge. Cuando falta 1 hora ya empiezan los “zombies” a despertarse de su letargo e iniciar la actividad –tiritas donde puedan aparecer rozaduras, vaselina en los pies, calentamientos, estiramientos, etc-.

Ha salido el sol, creo que hará calor, algo inusual en NY en estas fechas pero que hemos tenido desde el viernes. Faltando 30 minutos dejamos ya las bolsas en una furgoneta y 5 minutos después, tras una pequeña explicación de los organizadores, nos dirigimos andando y todos juntitos a línea de salida. No nos podemos separar porque pasamos por el medio de la muchos corredores que esperan parados impacientes el inicio de carrera, , de la policía, periodistas, etc. Antes de las 10 ya nos han dejado delante de la línea de salida –la “orange start”-, justo delante de 9.000 mujeres que, afortunadamente, están “estacionadas” tras un cordón de voluntarios, en el mismo puente. Nosotros, mientras, tenemos todo el circuito de la maratón delante nuestro para poder calentar. Aprovechamos para subir y bajar varias veces un pequeño tramo del puente (tiene aprox. 3 kms). Faltando 6 minutos ya nos hacen poner detrás de la salida, me encuentro en primera fila!! Mamma mía!

Habla Michael Bloomberg, el alcalde, no en vano está en campaña electoral, y ya sabemos, los políticos no dejan pasar una y más teniendo las municipales dos días después. Luego hizo todo el recorrido a lo Kennedy, en coche descapotable, dándose un baño de multitudes. Tras él, una cantante (será famosa allí, yo ni idea) entona a capela el himno americano, emotivo ver a todos los americanos con la mano en el corazón y siguiendo la canción.

Ya no queda nada, han pasado cuatro meses de entrenamiento planificado con más de 1.500 kms, donde ha habido de todo: series cortas, largas, suaves, duras, tiradas largas con mi pequeña radio como única compañía, trotes con mis compañeros de club -con calor, agua, viento-, juergas controladas , sobrecarga pierna izquierda faltando 1 mes, gimnasia, estiramientos, masajes, líquidos por un tubo, fruta, bebidas isotónicas, comeduras de tarro, robo de tiempo a la familia, sobretodo a mi mujer, Marian, amigos, trabajo, ………., me canso sólo de pensarlo. Recuerdo también los diferentes lugares por donde he entrenado –parque grande de Zaragoza, trotes a Monte Canal, al aeropuerto, al parque de atracciones, trotes por El Puerto de la Cruz en Tenerife, “mi carcel”, donde no había más de 200 mts llanos con la excepción del pequeño parque de Taoro (300*100) donde me tocaron hacer aquellas primeras series de 6000 mts, Maella, cómo no –carretera de Mazaleón y de Fabara-, Used, qué maravilla todo llano y buenos caminos de tierra.

Suena el cañón y empieza la carrera. Nada más empezar empieza a sonar por los altavoces el “New York, New York” de Frank Sinatra. No tengo tiempo de recrearme en la canción, estoy ascendiendo el Verrazano Narrows Bridge y debo concentrarme en llevar un ritmo sostenido no demasiado rápido. Coronamos el puente a la altura de la 1ª milla, momento en que los atletas profesionales nos adelantan, distingo a Paul Tergat, y a Toni Peña. Quizás sea éste el único momento en que las cámaras de todo el mundo nos puedan filmar, un corredor que iba a mi lado nos dice “smile”, saludamos, parece ser que la imagen no se ha visto en TV, aunque sí luego encontré fotos en la web oficial de este momento. Tras la 1ª milla, otra de fuerte descenso. Controlo el tiempo tras las 2 primeras millas, voy 14´´ más rápido de lo previsto (o 5´´ por km más rápido).

Tras salir del puente, entramos en Brooklyn, en la Cuarta Avenida, una calle recta, ancha, de unas 6 millas (9,7 kms). En el puente no había público –está prohibido- pero nada más salir de él, nos encontramos con la multitud, increíble, miles de personas a ambos lados de la anchísima calle no paran de animar a los corredores, gritando, con silbatos, cencerros y otros instrumentos. Me siento como en casa, me animan directamente con un “Go España”, “Viva España”, “Vamos España” pues llevo la camiseta de la selección española de atletismo, les devuelvo el saludo con el pulgar levantado. Hay también bandas y grupos de música tocando mientras pasamos e incluso bomberos con sus camiones en la calle viendo la carrera. Corremos paralelos con los de la salida azul y verde, ellos llevan más metros, hasta la milla 8 no nos juntaremos. Esto, unido a los miles de personas que nos animan y a que estoy fresco, hace que pase la 3ª milla en 5:29 (quería pasarla en 6:00). Mantener la cabeza fría es muy difícil. ¿Lo pagaré al final?

Regulo mi ritmo, la siguiente milla me sale clavada, a 6:00, pero en las siguientes vuelvo a correr más de lo previsto, 5:48, 5:48, 5:55, 5:54. Vaya, parece que he encontrado mi ritmo, ….., error, en Nueva York es muy difícil encontrar tu ritmo, hay continuas subidas y bajadas –ligeras muchas, pero fuertes otras, en el caso de los puentes (5) y en Central Park-. Sigo bebiendo cada 2-3 millas aproximadamente, pero al mismo tiempo tengo la sensación de ir hiperhidratado –incluso tengo ganas de mear-. Un problema no previsto son los vasos, no estoy acostumbrado a ellos y a pesar de que piensas que vas bebiendo mucho, es poco líquido el que ingieres, además de remojarte toda la cara.

Dejamos la larguísima 4ª Avenida y el recorrido ya se fusiona con los otros dos, ya corremos todos en la misma “pista”. El calor de la gente aquí, al lado de la Brooklyn Academy of Music, es impresionante. Seguimos por Lafayette Ave y luego torcemos por Bedford Ave, la calle se estrecha y el calor de la gente se puede sentir muchísimo más. Las millas van saliendo bien, 5:54, 5:54, 6:11, 6:01, 6:08. Pasamos por la zona judía sobre la milla 11, estos están viendo la carrera pero no dicen ni “Pamplona”, ¡qué poca expresividad! Subimos el 2º puente, el que une Brooklyn con Queens –Pulaski Bridge-, casi en la cima está la marca de la media maratón -1h:17:34, uy!, demasiado rápido, quería haber pasado 1 minuto más lento, pero tranquilo, el último test que hice el martes me decía que podía ir a ese ritmo y, además me siento muy bien-.

Ya estamos en Queens, había oído que era un barrio muy bonito, pero por donde discurre la carrera es un tanto desangelado y con muchas curvas. Sobre la milla 15 y durante 0,5 millas empezamos a ascender el Queensborough Bridge –lástima se corra por la parte de abajo, privándonos de una de las mejores vistas de Manhattan-. Me adelanta muy rápido un corredor, ¿dónde va?, a los 100 mts lo veo detrás de una valla “practicando” una rápida evacuación, 200 mts tenía unos lavabos portátiles, pero claro, el cuerpo de un maratoniano no espera. A 300 mts del final del descenso empezamos a oir un ruido atronador, el francés que corre al lado mío y yo nos miramos sorprendidos, es la gente que está a la salida del puente en una curva muy pronunciada hacia la izquierda. Impresionante, no había visto en mi vida en una carrera tanta gente y tan ruidosa animando sin parar, distingo justo en medio una enorme bandera española y adivino a oír un “¿venga, vamos!”. Otra descarga de adrenalina que nos hace subir las pulsaciones y lor ritmos y que pagaremos al final. Los ritmos siguen bien en este terreno que no es nada fácil, con tantos cambios, así las millas 14 a 17 salen a 6:09, 6:16, 6:33 (casi toda la subida al Queensborough) y 5:56 (mitad de la bajada del puente y entrada en Manhattan).

Entramos en la First Ave, donde recorreremos cerca de 4 millas, todas rectas pero con muchos aunque ligeros toboganes. Hay muchísima gente, gente de todos los países, razas y condición, todos animando sin parar. Me pregunto dónde están mis amigos –José Luis, Raul, Ainhoa, José Miguel y Cristina-, les había aconsejado se apostasen sobre la calle 70, los habré pasado y con el griterío ensordecedor no los habré visto? No, sobre la calle 90 los veo, me tranquiliza el oirlos jalearme y hacerme fotos. Estoy en la milla 18 y ya empiezo a notar que mis piernas no van como mi cabeza y resto del cuerpo, no adivino a saber qué ocurre.

Bebo mi segunda dosis de Glucosa –tenía previsto tomarlas en el km 25, 30 y 35 y así lo hago-. Esta milla sale a 6:09 y de aquí al final ya empezaré a perder ritmo milla a milla, progresivamente. La 19 sale a 6:19 y aquí no hayr puente ni cuesta, es por falta de piernas. La 20 a 6:37.

Antes de acabar esta milla y, tras cruzar el Willis Ave brigde, entramos en el conocido y temido Bronx. Hay también mucha gente que no para de animar, pasamos al lado del Jankee Stadium, el barrio es más amigable de lo que pensaba. Sólo se corre 1 milla aquí, la famosa del muro, la cual hago en 6:43.

Dejamos en Bronx por el puente Madison Ave y entramos nueva y finalmente en Manhattan, esta vez por la famosísima 5ª Ave, aunque no por la zona comercial, sino por el Harlem. A estas alturas ya soy más que consciente que voy algo petado y mi único objetivo es llegar lo mejor posible. Pasamos por un par de iglesias donde en la puerta están cantando coros de Gospel animándonos, la imagen me recuerda a Whoopi Goldberg de monja y cantando, todos están perfectamente ataviados con las típicas túnicas. Sigo disminuyendo el ritmo, la milla 22 sale a 6:52 en la 23 ya estoy en los 7 minutos (a 4:22 el km). Antes de dejar la 5ª Ave, vuelvo a ver a mis amigos que no paran de animarme y hacerme fotos. Más tarde me dirían que Ainhoa llamó a Marian para decirle que acababa de pasar, que sólo me quedaban 5 kms, pero mi “aspecto”se lo callaron. Marian no se hubiera asustado, en peores condiciones acabé aquella media maratón en Benasque, donde en plena carrera apareció un duro viento del norte acompañado de aguanieve.

Entramos en Central Park por primera vez y empieza un, ahora para mí, duro ascenso en la milla 24, que me sale a 7:10. Ya solo tengo ganas de acabar. En la siguiente milla hay un pequeño descenso que a mí me sabe a gloria, lo que hace que baje en esta milla de 7 minutos, sale a 6:57. Ya sólo me queda 1 milla y los 200 últimos metros matadores cuesta arriba, mis piernas están totalmente bloqueadas, no hacen caso a mi cabeza. Me siento como en el sueño que te persiguen y tú no puedes moverte. Salimos de Central Park, recorriendo ahora la calle Central Park South, donde está el famoso hotel Plaza, en el que Macaulay Culkin se hospeda en la película “Solo en Casa”, no estoy para películas, me están adelantando decenas de corredores a la vez, debo ir muy mal, nunca había tenido estas sensaciones, claro que en mi vida había corrido una maratón. La media maratón es más agresiva muscularmente y sientes incluso como te quedas sin resuello, como tus pulsaciones van muy altas pero bajas el ritmo 20 segundos el kilómetro y te vas recuperando, pero aquí el desgaste te va haciendo mella poco a poco y no hay posibilidad de recuperación más que tras la línea de meta. Esta milla me sale a 7:26, “simplemente” 2 minutos más que mi mejor milla.

En Columbus Circle se vuelve a entrar en Central Park, ya “solo” quedan unas 800 yardas, las cuales ya las cuento hacia atrás, pero son durísimas, en progresión cuesta arriba, para convertirse en un auténtico muro en los 200 últimos metros (y pensar que el viernes que había trotado por allí no me había parecido tan duro aquél final!). Entro por fin en meta, prácticamente andando, paro el crono en 2 horas 44 minutos, 35 segundos, no tengo ni ganas de hacerme la foto final. Enseguida un voluntario me pone una manta térmica y me acompaña a la zona reservada para los sub-élite; en el pequeño trayecto me habla en inglés, soy consciente que me está haciendo las típicas preguntas para comprobar mi estado - ¿de dónde eres?, ¿cómo te llamas?, …, ¿esa ciudad está en el sur?, …-, le contesto en inglés y al final, creo que hasta en español, desconociendo si me entiende o no, le doy las gracias y le digo que estoy bien, “no problem”.

LO HE CONSEGUIDO, he acabado mi primera maratón, quizás no en el tiempo previsto –bajar de 2:40-, el cual ya me habían advertido mis compañeros era muy ambicioso para mi primera maratón. Pero, qué narices, era un tiempo excepcional para ser Nueva York, pues no es llana precisamente la carrera y, además hice un magnífico puesto, el 165, de 37.000!!!!

Luego dándole vueltas y analizando todo, sí, pude haber salido demasiado rápido, pude haber bebido poco en los avituallamientos, pero tampoco el clima acompañó -97% humedad en la salida y 24º cuando acabamos-. Petó mucha, muchísima gente, más de lo normal –el 50% de los PRIMEROS 165 corredores habían hecho más de 5 minutos en la segunda media y el 20%, como yo, más de 9 minutos, y seguro que yo sería de los pocos debutantes. Y, además, durante un fin de semana fui “famoso” al aparecer en un reportaje en el Marca y reseñarme asimismo en los periódicos locales el domingo –Heraldo de Aragón-. La experiencia había sido, es y será única cuando, como los buenos vinos, la saboree con el paso de los años, releyendo esta crónica y viendo las fotos.

Acabe muy hecho polvo pero tras 20 minutos tomando líquidos y descansando me recuperé milagrosamente pues en algo se tenían que notar los 1.500 kms que llevaba en las piernas, además de para hacer una buena marca y puesto. Mis amigos enseguida se reunieron conmigo, volvimos a entrar en Central Park, donde improvisamos un magnífico pic-nic con jamón serrano y vino de rioja. A vuestra salud!

Y ya para finalizar quiero dedicar mi primera maratón a Marian, porque sin su ayuda y comprensión hubiera sido imposible llevar a cabo tal empresa. Además, no pudo acompañarme y lo “sufrió” a muchos kilómetros de distancia.

Zaragoza a 12 de noviembre de 2005